Presentación antológica Gabriela Mistral

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Editorial Marcos y Marcos, Milán, Italia.

Santiago Elordi (Roma, Septiembre-Noviembre 2011.)

  • Duración:  10 minutos.
  • Los versos de Mistral serán leídos en italiano por otra persona durante la lectura.

UNA OBRA PUENTE ENTRE LA TIERRA Y EL CIELO

La obra de Gabriela Mistral, reunida en solo cuatro libros, luego de su muerte, sigue concitado gran interés en todo el mundo. Estudios académicos, aproximaciones críticas, prólogos a las reediciones de sus libros, así lo confirman.

Una obra que se ha destacado por su condensación poética más que por su cantidad. Hay escritores así en la historia de la literatura, son más bien escasos como escasa es su producción, y los celebramos en el dicho coloquial que dice: “de lo bueno poco”. Recordamos al pasar a Rimbaud, a Ungaretti de esta tierra, a Sor Teresa de Ávila a quien Gabriela Mistral tanto admiró.

Innumerables estudios de su obra han destacado el misticismo presente en gran parte de su poesía, una escritura ascética y de amor a la naturaleza que toma ejemplo en San Francisco de Asís, un repertorio imaginario de referencias de la Biblia. ” Biblia, mi noble Biblia, panorama estupendo, en donde se quedaron mis ojos largamente…

Otros estudios revisan la estrecha relación entre su obra y su vida, sufrida, doliente. Su origen pobre, en un pueblo de los Andes, “donde son cien montanas o son mas”, el abandono de su padre cuando era ella muy niña, la muerte temprana de un amante, la muerte trágica de su amado sobrino, Gin-Gin. Tragedias que fueron alimento permanente de su creación. “Amo la cose che non ho mai avuto/ con el altre che non ho./// Penso all uscho dove lascial/ passi allegri…

Acuciosas investigaciones presentan a Gabriela Mistral desde una  perspectiva de luchadora social, reformista en educación. Es cierto, asumió con voz contenedora, la voz sin voz de una América Latina e Indígena. De Tala, Poema Sol de Trópico: “Comme l agave, comme la yuca,/ comme l orcio del peruviano,/ come la jícara  di Uruapan / come il piffero di mille ani,/ a te mi volgo, a te mi dono....

En América Rubén Darío fue un pozo que le dio mucha agua, José Martí un padre de esperanza. Existen estudios que resaltan su profundo amor a los niños, de América, de todo el mundo, su carácter de madre universal. Gabriela donó los derechos de su primer libro a los niños vascos refugiados de la guerra en España.

Muchos académicos en el mundo coinciden en un juicio de valor. Su prosa reunida en cartas, en artículos de periódicos, que Mistral escribió durante su errante vida como diplomática, es tan admirable como su más lograda poesía.

Son innumerables y valiosos los estudios, las aproximaciones críticas que han explorado perspectivas sobre la obra de Gabriela Mistral. Recordamos algunos destacables : La Veta Mística en la lirica de Mistral, Pedro Luis Barra. Las mascaras y el espejo, Santiago Daydi-Tolson. Tala, digo un decir, de Adriana Valdez.

En este contexto,  es muy difícil, mejor dicho imposible, decir algo sobre la obra de Mistral que no se haya dicho ya.  T.S Elliot escribió: "La única manera de hacer algo nuevo con Shakespeare es equivocándose de una nueva manera."

Esto sucede plenamente con Gabriela Mistral.  La relectura de su obra  que hice para la presentación de esta Antología,  me ha dejado una sensación que quisiera compartir con ustedes, aunque me equivoque.

Repito, es una sensación, no un fundamento, no una teoría literaria, y  llamaré a esta sensación : Una obra Puente entre la Tierra y el Cielo. Permítanme comenzar justificándola desde una perspectiva personal.

Una vez le oí confesar a Enrique Lihn, poeta chileno de registro muy distinto al de Gabriela Mistral, su admiración por ella.  Lihn había descubierto en Tala, especialmente en el poema “Ausencia”, una zona que desmitificaba la figura de una “Gabriela Blanca”, salvífica, redentora,  para adoptar una voz más oscura, rupturista, de desarticulación del hablante, contradictoria, más moderna si se quiere.  Un ejemplo: “Va via te il mio corpo goccia a goccia. / Va via il mio viso dentro un olio sordo;/ Vanno via le mie mani in piombo fuso;/ vanno via piedi in due tempi di polvere… Ci va via tutto, ci va via tutto!

Nicanor Parra, poeta coloquial, irreverente, en un registro casi antagónico al de Mistral, durante una de las tantas visitas, que junto a otros jóvenes poetas, allá por los 80, le hacíamos a su casa en los faldeos de los Andes, lo sorprendimos una tarde tendido en su cama, absolutamente embelesado, escuchando en una vitrola antigua a Gabriela Mistral recitando sus poemas de “Desolación”. “Hace días que no me levanto de la cama, la voz de la Gabrielita me vuelve loco” - nos dijo.

Otra experiencia, un viaje por el norte árido de México, un pueblo perdido del estado de Sonora, una estación de buses, veo un campesino sentado en una cafetería, en una mano lleva un enorme machete, en la otra el libro Lagar de Gabriela Mistral. De pronto deja el machete en el suelo y en voz apagada comienza: Una in me ho ucciso;/ io non l amavo./ Era il fiore fiammante/ del cactus di montagna,/era aridità e fuoco,/ e mai si rinfrescava…// Io l ho uccisa. E anche voi/ dunque uccidetela!”

¿Recuerdan donde habíamos quedado? En un pueblo de México, el campesino Mejicano,  leía en vos alta a Mistral y en un momento soltó una lagrima. Después de estas experiencias me pregunto: ¿qué poder o fascinación suscita la obra de Mistral en opciones creativas tan distintas como la de mis poetas mayores? ¿Por qué a más de cien años de su nacimiento, en un mundo tan distinto al que a ella le tocó  vivir, en esta llamada Era Google, de veloz tráfico de información más que de su valoración, todavía hay lectores que se aventuran en su poesía?

Una obra puente entre la tierra y el cielo. Gabriela Mistral, en su operación creativa ha logrado unir dualidades: lo espiritual y la carne, la inocencia y la ternura, el dolor y la sonrisa, la claridad y el misterio de la condición humana. Y es así como los lectores más diversos, encuentran una rica diversidad como suele ser la diversidad de la vida.

Una obra puente entre la Tierra y el Cielo. Regresemos a los estudios de poesía. Se dice que Chile por su paisaje geográfico y cultural, tal como produce algunas buenas cepas de vino, dos muy reconocibles corrientes de poeta germinan en su suelo. Por un lado los poetas volcanes, marítimos, de materia, resumidores de ideas, los terrestres. Por otro los livianos, más lúdicos que concluyentes, cercanos a las vanguardias, los aéreos.

Gabriela en este panorama es única, en un mismo poema consigue juntar las materias de mayor peso vibratorio, como pueden ser las montañas de su Elqui natal, con el casi inexistente peso del aire. O en “Desolación”, “Paisajes de la Patagonia”, donde también vivió, poema “Tres arboles”, sintamos este fragmento: “Tre Alberti cadutti/rimasero sull orlo del sentiero./ Il taglialegna li scordo, e conversano. ,/stretti d amore, propio come ciechi.// Il tramonto li accende/ di sangue vivo nei tronchi spaccati/ e portano via i venti la fraganza/ del loro fianco aperto.

Una obra puente entre la tierra y el cielo. Humilde y altiva, de voz suave y áspera, tradicional en el vestir y reformista en las ideas, pan y mesa para ese pan. Como voz de un pueblo y figura pública también Gabriela Mistral ha padecidos sus juicios adversos. Estudios han visto en su permanente errancia de Gabriela por el mundo – dejo muy joven su país y nunca volvió para radicarse – una suerte de descastamiento. Sus cartas dicen otra cosa: “ Yo sigo hablando mi español, con el canturreo del valle del Elqui…Hasta mi tacto salió de aquellos cerros con pastos dulces o pastos bravos…la manera de partir el pan, de comer las uvas…”

Una obra puente entre la Tierra y el Cielo. ¿Les resulta familiar esta imagen? ¿ A ustedes como Italianos, les hace sentido esto de aglutinar, de unir visiones, el cielo y la tierra como diseño de unidad, basado en el dolor y la ternura, con un lenguaje nuevo, para una Vita Nova? Entre sus más queridas influencias Mistral siempre reconoció al Dante.

Quiero detenerme brevemente en esta relación. Dante, el arquitecto de las visiones y un lenguaje unificador. Se ha estudiado el alegorismo simbólico de Mistral propio del Dante. Libro Tala, poema, La Fuga:  “ Y nunca estamos, nunca nos quedamos, como dicen que quedan los gloriosos delante de su Dios, en dos anillos de luz, o en dos medallones absortos...”

Una obra puente entre la tierra y el cielo.  Mejor influencia que la de Dante imposible. Entre paréntesis, alguna gente aquí en Italia, me ha dicho que la Divina Comedia todavía se recita de memoria en algunos campos de la Toscana, en fiestas rurales, por campesinos. ¿Es cierto eso? Como me gustaría compararlo, como allá en Los Andes, o México,  los niños y las gentes recitando poemas de Gabriela Mistral.

Es un realidad que en la cultura de masas, la poesía oral y compartida por una comunidad desaparece. Ha sido reemplazada por la lectura como experiencia intima, solitaria. En este panorama, estoy seguro que la intención de los editores de esta hermosa antología con el nombre de “Canto che amavi”, no es otra, que la de compartir con los lectores Italianos, el intimo goce que nos brinda la poesía de Mistral. En el nombre de Claudia Barattini y Regina Rodríguez, extiendo esta  intención a todas las personas de Chile que colaboraron para la aparición de este libro.

Chile, por su ubicación geográfica, todavía en este llamado “mercado global”, es visto con cierta lejanía, un país pequeño en producción artística comparado con tradiciones culturales más robustas, como es el caso de Italia, pero es en la poesía donde Chile ha encontrado una de sus mejores expresión hacia el mundo.

Esta antología de Mistral realizada por la prestigiosa editorial Marcos y Marcos de Milano, con una traducción muy lograda de Matteo Lefèvre, que como toda traducción en poesía es la recreación de una obra en otra lengua - en este caso del castellano al Italiano- es un ejemplo de relación entre dos pueblos donde la poesía ha tenido y tendrá una presencia destacada.

Como proyecto de nación, Chile arrancó hace más de cuatrocientos años, con un poema inaugural escrito por un conquistador y poeta, Alonso de Ercilla. Sabemos, poesía no es adorno de lenguaje. Su fuerza está en que funda realidades donde los pueblos encuentran sus identidades. No son muchos los pueblos que pueden decir esto: “si ustedes amigos Italianos tienen su Virgilio, su Dante fundacional, nosotros los chilenos tenemos nuestra Gabriela”. Recordamos un fragmento de su libro “Poema de Chile:

Devo arrivare alla Valle/ que il suo fiore veglia il mandorlo/ e alimenta il ficheto/ che azzurrano i fichi ultimi,/ per passeggiare la sera/ coi miei vivi e coi miei morti.

Esta bellísima Antología que hoy nos congrega, en el reconocimiento de la obra de Mistral, es al mismo tiempo el reconocimiento de un pueblo a otro pueblo en su materia más propia: el habla. Como Agregado cultural de Chile en Italia, país donde Gabriela Mistral también lo fue, y como poeta, muy menor comparado con ella, lo celebro.

En nombre del Embajador de Chile en Italia, Sr. Oscar Godoy, quisiera también agradecer los cien ejemplares de esta bella antología, que generosamente, editorial Marcos y Marcos ha hecho llegar a nuestra Casa- Embajada en Roma. A su vez nosotros lo haremos llegar como el mejor de los regalos en nuestras relaciones culturales. Por el momento, puedo dar fe, que este bello libro, está siendo leído en nuestra Embajada , desde “capitán a paje”, para usar una expresión coloquial muy chilena, o para reincidir, si me lo permiten, con la imagen que he intentado levantar en esta breve e intuitiva presentación, desde el cielo a la tierra.

Siento ahora una voz que me sopla al oído, metálica, delicada, áspera, femenina, y me dice: “ nada más es necesario agregar en esta ocasión.”