Lanzamiento de la Publicación OCDE "Mapping Channels to Mobilize Institutional Investment in Sustainable Energies"

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9 de marzo de 2015

La exigencia de la meta de cambio climático de mantener el incremento de temperatura promedio del planeta por debajo de los 2oC en relación a la temperatura preindustrial[1], requiere una transformación de la infraestructura energética sin precedentes para lo cual se estiman inversiones del orden de 50 millones de millones[2] de dólares acumulados en los próximos 20 años. Es imposible alcanzar ese nivel de inversión sobre la base de fuentes de financiamiento tradiciones, públicas o privadas. Por ello, el concurso de nuevos inversionistas será clave para lograr esta meta y aquí pueden jugar un papel preponderante los inversionistas institucionales, como fondos de pensión, compañías aseguradoras, fondos de inversión o fondos soberanos. Estos inversionistas manejan en los países OCDE un capital del orden de 90 millones de millones de dólares pero sólo invierten un 1% en infraestructura, y de esta cantidad, sólo un 3% en energías sustentables.

Para movilizar el capital de estos fondos, los gobiernos interesados no solo deben remover las barreras tradicionales a la inversión en proyectos de infraestructura en energías sustentables, sino también entender cuáles son los canales por los cuales fluye esa inversión y los perfiles de riesgo de los inversionistas institucionales, de modo que se generen los marcos regulatorios y financieros que favorezcan e impulsen la inversión deseada. En la medida que estos inversionistas son más adversos al riesgo y necesitan calzar los retornos de sus inversiones con sus compromisos de largo plazo, los marcos estables y predecibles favorecen su participación en la construcción de infraestructura en general y de energías sustentables en particular. Algunos instrumentos innovadores, como “bonos verdes”, “flujos futuros securitizados”, son especialmente atractivos para este perfil.

El informe, sobre la base de estudios de 47 ejemplos de inversión en energías sustentables hechas por inversionistas institucionales y 20 casos de inversión de empresas energéticas, elabora una tipología de inversión según perfiles de riesgo, instrumentos financieros y la existencia de “mitigadores de riesgo” (disminuyen o reasignan riesgo) y “habilitadores de inversión” (agrupan proyectos y elaboran carteras de inversión atractivas, reduciendo costos de transacción), como actores que facilitan la participación de los inversores institucionales en los mercados energéticos.

Finalmente, entrega 9 recomendaciones para el desarrollo de políticas favorables a la inversión en infraestructura en energías sustentables que promueven la participación de los fondos institucionales. Estas son:

-          Establecer pre-condiciones para inversionistas institucionales y un marco favorable para inversiones de largo plazo.

-          Asegurar un entorno de política de inversión estable, transparente e integrado, trabajando sobre las principales barreras a la inversión que enfrentan inversionistas institucionales.

-          Mejorar el perfil de retorno de riesgo de energías sustentables haciéndose cargo de las fallas de mercado y mejorando el diseño de los mercados eléctricos[3].

-          Establecer una estrategia de infraestructura nacional y una hoja de ruta con una cartera de proyectos.

-          Facilitar el desarrollo de mercados líquidos para fondos e instrumentos de financiamiento de infraestructura de energías sustentables.

-          Facilitar el desarrollo y participación de los mitigadores de riesgo[4].

-          Reducir los costos de transacción asociados a la inversión en energía sustentable[5].

-          Promover la estandarización y transparencia de mercados.

-          Considerar el caso de establecer un “banco de inversión verde” dedicado[6]

Para leer la publicación aquí


[1] Convención Marco de Naciones Unidas de Cambio Climático, Copenhagen, 2009.

[2] Trillones norteamericanos.

[3] Por ejemplo, a través de impuestos a las emisiones de gases de efecto invernadero.

[4] Instrumentos financieros adaptados a las diferentes etapas del ciclo de vida de los proyectos de energía sustentable, por ejemplo, garantía para el precio de energía.

[5] Por ejemplo, agrupación de proyectos o estandarización de contratos.

[6] A la promoción y financiamiento de inversiones en energías sustentables.